Ella dijo:
... a Damasco, en donde el Bilateral tenía, lo mismo que en El Cairo, Alepo y Bagdad, casa propia para recibir a los amigos, envió un esclavo a Grano-de-Belleza, que se había quedado en la tienda a la entrada de la ciudad, para invitarle, pero a él solo, a que le honrase con su presencia. Y Grano-de-Belleza contestó: "¡Espera que le pregunte, su parecer al jeique Kamal!" Pero el mokaddem de los camelleros frunció el ceño al oír la proposición, y contestó: "¡No, hijo mío, hay que rechazarla!" Y Grano-de-Belleza declinó la invitación.
La estancia en Damasco fué de corta duración, y pronto se pusieron en camino para Alepo; y a la llegada, el Bilateral volvió a invitar a Grano-de-Belleza; pero el jeique Kamal aconsejó la abstención, como en Damasco, y Grano-de-Belleza, sin saber por qué era tan severo el mokaddem, no quiso contrariarle. Y aquella vez también perdió el viaje y el trabajo el Bilateral.
Pero después de salir de Alepo, el Bilateral juró que en la primera ocasión las cosas no pasarían lo mismo. Y a la primera parada en dirección a Bagdad, mandó hacer los preparativos de un banquete sin precedentes, y fué personalmente a invitar a Grano-de-Belleza. Y aquella vez Grano-de-Belleza se vió obligado a aceptar, por no tener motivo fundado para negarse, y empezó por ir a la tienda a vestirse con traje a propósito.
Entonces fué a buscarle el jeique Kamal, y le dijo: "¡Qué imprudente eres! ¡Oh Grano-de-Belleza! ¿Por qué has aceptado la invitación de Mahmud? ¿No conoces sus intenciones? ¿No sabes el motivo de que le llamen el Bilateral? De todos modos, debiste preguntar su parecer a un anciano como yo, y del cual han dicho los poetas:
Pero Grano-de-Belleza contestó: "¡Oh venerable mokaddem! ¡Estaría muy mal rechazar la invitación de nuestro amigo Mahmud, al cual no sé por qué llaman el Bilateral! Y además, ignoro lo que pueda perder con acompañarle. ¡No me comerá!" Y el mokaddem replicó con viveza: "¡Pues, sí, por Alah! ¡Te comerá! ¡Ya se ha comido a otros muchos!"
Al oír aquello, Grano-de-Belleza soltó la carcajada y se apresuró a ir a casa de Bilateral, que le aguardaba con impaciencia. Y ambos fueron a la tienda en que estaba preparado el festín.
Y en realidad, el Bilateral no había escatimado nada para recibir como merecía al maravilloso joven, y todo aparecía dispuesto para encantar las miradas y halagar los sentidos. De modo que la comida fué alegre y estuvo llena de animación; y ambos comieron con gran apetito, y bebieron en la misma copa hasta saciarse. Y cuando el vino fermentó en las cabezas y los esclavos se retiraron discretamente, el Bilateral, ebrio de vino y de pasión, se inclinó hacia Grano-de-Belleza, y cogiéndole las mejillas con las dos manos quiso besarlas. Pero Grano-de-Belleza, muy turbado, levantó instintivamente la mano, y el beso del Bilateral no encontró más que la palma del adolescente.
Entonces Mahmud le echó un brazo alrededor del cuello y con el otro le rodeó la cintura, y como Grano-de-Belleza le preguntara: "Pero ¿qué quieres hacer conmigo?" Le contestó: "Sencillamente, tratar de explicarte estos versos del poeta para ponerlos en práctica:
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- ¡Oh mis estremecimientos cuando las miradas de sus ojos me sacuden el alma! ¡Oh delicias del primer deseo que hincha sus compañones infantiles!
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- Mira, ¡oh ojos míos! ¡Toma lo que puedas tomar, levanta lo que puedas levantar, coge un puñado, o dos, o tres, y hazlo entrar un palmo o más! ¡Pero sin que te haga daño! ¡Hay que obrar con prudencia!
Cuando Grano-de-Belleza se enteró bien de las intenciones del Bilateral y comprendió su petición...
En este momento de su narración, Schehrazada, vió aparecer la mañana, y se calló discretamente.
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