Pero cuando llegó la 74ª noche
Ella dijo:
He llegado a saber ¡oh rey afortunado! que el eunuco dijo: "¡La paz sobre ti!" Y Daul'makán respondió: "¡Y sobre ti la paz, la misericordia de Alah y sus bendiciones!" Y el esclavo dijo: "¡Oh mi señor! he aquí que mi ama me envía a buscarte por tercera vez, porque desea verte".
Pero Daul'makán contestó: "¡Tu ama! ¿Y quién es esa perra que tiene la audacia de mandarme a buscar? ¡Alah la confunda y la maldiga, y también a su marido!" Y no contento con esto, se puso a injuriar al eunuco durante un buen rato. Y el eunuco no quiso contestar nada, porque su señora le había encargado que no maltratase al cantor. Así es que hizo todo lo posible para convencerle con palabras cariñosas y calmar su arrebato, y le dijo: "Hijo mío, este paso que doy cerca de ti no es para ofenderte, sino sencillamente para suplicarte que te dignes dirigir generosamente tus pasos hacia donde está mi ama, que desea ardientemente verte. ¡Y sabrá agradecer tu bondad para con ella!"
Y Daul'makán se conmovió, y consintió en acompañar al eunuco hasta la tienda, mientras el pobre encargado, temblando por Daul'makán se decidió a seguirle de lejos, diciendo para sí: "¡Qué desgracia la suya! ¡Seguramente le ahorcarán mañana al salir el sol!" Y de pronto le espantó un pensamiento terrible, y se dijo: "¡Quién sabe si Daul'makán, para disculparse, me echará la culpa y dirá que he sido yo el que ha cantado los versos! ¡Cuán infame sería esta acción!" Daul'makán y el eunuco seguían avanzando difícilmente entre la gente dormida y por entre los animales que estaban echados, pero acabaron por llegar a la tienda de Nozhatú. Y el eunuco rogó a Daul'makán que le aguardase, y entró a avisar a su señora, diciéndole: "He aquí que te traigo al hombre que buscabas. Es un jovencillo de muy buena figura, y cuyo rostro indica un alto y muy noble origen". Nozhatú, al oír todo esto, sintió que aumentaban los latidos de su corazón, y dijo apenadamente al eunuco: "Hazle sentar junto a la tienda, y ruégale que cante otros versos, para que los oiga yo de cerca. Y luego entérate de su nombre y de su país".
Entonces salió el eunuco, y dijo a Daul'makán: "Mi señora te ruega que le cantes algunos versos, pues te escucha desde la tienda. Y desea también saber tu nombre, tu país y tu estado". Y Daul'makán contestó: "¡Con toda la generosidad y como debido homenaje!
En cuanto a mi nombre, hace tiempo que se borró, como se consumió mi corazón y se estropeó mi cuerpo. Y mi historia es digna de escribirse con una aguja en el rincón interior del ojo. ¡Y estoy como el que abusó tanto del vino, que ha perdido la salud para toda la vida! ¡Y como el sonámbulo! ¡Y como el ahogado por la locura!"
Cuando Nozhatú se enteró de todo esto que fué a comunicarle el eunuco, empezó a sollozar, y dijo: "¡Pregúntale si ha perdido algún ser querido: una madre, un padre o un hermano!"
Y el eunuco interrogó a Daul'makán como se lo había mandado su ama. Y Daul'makán contestó: "¡Ay de mí! ¡He perdido todo eso, y además una hermana que me quería, y de la cual no he vuelto a saber, porque el Destino nos ha separado!" Y Nozhatú, al oír estas palabras, que le repitió el eunuco, exclamó: "¡Haga Alah que ese joven pueda encontrar alivio en sus desdichas y consiga reunirse con los que ama!" Después encargó al eunuco ...
En este momento de su narración, Schehrazada vió aparecer la mañana, y se calló discretamente.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario